Una noche, en un encuentro de formación en plenas sierras cordobesas, nos fuimos con algunas de las chicas al parque del lugar a mirar las estrellas. Nos llevamos un par de colchas, las extendimos sobre el pasto y panza arriba nos pusimos a contemplar. La noche estaba clara, y como era la última noche, la gente estaba cansada y a esa hora ya todos dormían. Nos habremos quedado una media hora en silencio, interrumpidas por algunas reflexiones sobre la inmensidad del universo...
Me acuerdo que me pregunté y que les pregunte a mis acompañantes: ¿Con qué necesidad Dios hizo algo taaaaaaan grande siendo nosotros tan chiquitos? "Y bueno, para que nosotros podamos ver las estrellas". A lo que contesté -"Pero para qué, si sólo llegamos a ver el 0,00000001 de las estrellas del universo y encima permanentemente descubren más. ¿Por qué tanta inmensidad?".
Si hacemos una reflexión a la inversa, también llegariamos al infinito. La materia, según me enseñaron en el secundario, está compuesta por átomos... El átomo en relación a nosotros, es como nosotros frente a un planeta del diametro de la distancia entre el Sol y la Tierra.... Pero resulta que a los átomos los forman los protones, neutrones y electrones, y a su vez, éstas microparticulas son divisibles y se descubren cosas cada vez mas ínfimas a medida que evoluciona la tecnología óptica. Nuevamente la misma pregunta: "¿Para qué?"
Miramos para arriba y nos envuelve la inmensidad y el infinito.... miramos para abajo y hay otra inmensidad. Y todo funciona ordenado, y nosotros, los hombres, no hacemos nada para que el sistema "ande".
Providencialmente en una de las lecturas de ese día rezaba el salmo 8:
"Al ver el cielo, obra de tus manos,
la luna y la estrellas que has creado:
¿qué es el hombre para que te acuerdes de él,
el ser humano para que lo cuides? "
MILI